Bolívar deportó al congresista Luna Pizarro por oponerse a sus designios antidemocráticos y antiperuanos. Ordenó el fusilamiento de cuanto soldado o jefe protestase por las condiciones en que vivía el ejército peruano después de la batalla de Ayacucho. Por sospechas infundadas encarceló al almirante Guisse, jefe de la Armada. Igualmente se deshizo del general argentino Necochea vencedor de Junín, quien al salir del país devolvió las condecoraciones diciendo: "del Perú solo quiero llevarme las heridas". También encarceló o fusiló a guerrilleros que lo habían ayudado en las campañas de la sierra. A los indígenas, a quienes dedicó sus peores insultos, les reimpuso el tributo que pagaban en la Colonia por ser indios. Así mismo restableció la esclavitud que había sido abolida por San Martín. Estas y muchas otras injusticias llevadas a cabo por Bolívar en el Perú son descritas con acierto por Morote.
La lectura de este libro provoca una reflexión sobre la mitificada figura del Libertador que los libros de historia nos han enseñado.
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